Vueltas y más vueltas a las mismas manzanas. Calor, calles estrechas, coches aquí, coches encima de la cera, coches en los pasos de cebra, en los vados, en las esquinas, incluso coches que entran en parkings! A veces la vida parece un vaivén de coches en el cual tu no puedes hacer más que buscar tu sitio y esperar, descansar, hasta que te veas obligado a moverte a otro lugar... entonces tienes que volver a encontrar tu sitio. Una y otra vez la busqueda de lo personal, del afecto a nuestro propio yo, nuestro ego. Hay quien se conforma con el primer sitio que encuentra y hay quien lucha y se esfuerza por encontrar el entorno, el espacio donde su persona encuentra la armonía. A veces me pregunto si los sitios hacen a las personas o si realmente es la gente la que da personalidad a los lugares. Me imagino que debe ser un poco de todo. Me imagino que todo consiste encontrar el equilibrio entre el lugar y las personas. No nos damos cuenta de lo importante que es ese equilibrio... hasta que lo perdemos. Pero incluso de ese vacío personal el ser es capaz de levantarse, de encontrar un nuevo horizonte y plantearse una nueva meta. Todos tenemos nuestra meta, que no es otra, que encontrar nuestro sitio, en esta sociedad tan llena de gente y a la vez tan vacía de personas... personas de verdad. Personas con las que uno llegue a sentirse vivo a su alrededor. Personas a las que, incluso desde la distancia, uno sea capaz de sentirse feliz sintiendo su presencia, aunque sea tan solo en nuestro pensamiento y corazón. Me siento a vuestro lado compañeros, nunca me he marchado, porque nunca os he olvidado ni un solo día.