Reconciliación

Hay días en que uno se reconcilia con la vida, con uno mismo, con la gente que te rodea. Esos días valen la pena. Sencillamente porque por una vez nada importa. Por un día vencemos el recuerdo de las añoranzas y los pesares que nos rodean. Gracias Sara por regalarme tantos y tantos días de esos.

Y allí nos plantamos... con un par, como se suele decir, en plena capital. Calle Hortalezas, perpendicular a Gran Vía, en pleno Chueca. Curioso, cuanto menos. Sin tiempo para nada (yo, que llegaba con el tiempo justo), me planté justo delante del hostal, dejamos bártulos, duchita y para La Riviera. Clásico entre los clásicos de la capital.

El concierto fue sencillamente extraordinario. Todo el repertorio del disco "Un día en el mundo" más varios temas de nueva creación que empiezan a sonar muy pero que muy bien. La sala estaba a reventar y el público completamente entregado. Yo, el primero. Cuanta liberación... Lo necesitaba, de veras. Con todo prácticamente sentenciado y una vez tocada la fabulosa "Cuadratura del círculo" de la manera tan brutal que acostumbra, Vetusta nos regalo la fantástica "Año Nuevo"... sin comentarios. Sobran a todas luces...

Día duro. Nubes vencidas y recuerdos apagados... esa noche no quise volarme de un tiro la memoria (gracias, Carlos Andreoli por tan maravilloso verso). Esa noche quise vivirla intensamente... pero estaba muy cansado. Así que descansar y reponer fuerzas para el día siguiente no estaba mal pensado. Paseo por la Castellana, Barrio de Salamanca, Calle Serrano... Madrid tiene algo la verdad, algo que atrae. Por la noche, me sentí como en Broadway. Spamalot, un musical con todas las letras y en Mayúsculas (entre nosotros, lo ha tenido que traer el Tricicle de Barna!). Risas a mandíbula batiente. A destacar, a mi parecer, Fernando Gil. Impecabel. Os dejo un fragmento... no pude evitar salir silbando esa melodía del teatro.

Poco a poco la noche se apagaba y el finde llegaba a su fin. Pub Areia de la calle Hortalezas. Interesante. Cerveza tras cerveza y confidencia a confidencia me sentí cada vez más feliz de poder disfrutar de esos momentos con esa persona. Hay abrazos que no deberían romperse nunca. Seguro que hay matices, anécdotas y detalles que me dejo en el tintero. Pero no me olvido de lo más importante... Que siempre hay que buscar el lado bueno de vivir y si es al lado de gente como tú Sara... mejor todavía.

Un beso, un abrazo.... un todo!