Hoy es un día especial para Chile. Es uno de esos paises de los que desconozco su cultura, sus tradiciones o tan siquiera a su gente. Pero hay algo en ese país que me atrae. Me he criado desde la infancia escuchando 'batallitas' sobre la lucha contra las dictaduras, los esfuerzas de algunos que durante la transición querían vivir en un país justo y pleno de libertad. La historia nos ha mostrado con toda su crudeza que el hombre es capaz de cometer los crímenes más atroces que nos podamos imaginar, no solo contra las personas en particular, sinó también contra sociedades y paises enteros.

El once de septiembre de 1973, en el Palacio de la Moneda de Santiago de Chile, murió Salvador Allende, presidente elegido democráticamente por el pueblo chileno. El Golpe de Estado, promovido por Augusto Pinochet, derrocó por medio de las armas y gracias a la colaboración de cierta superpotencia imperialista de cuyo nombre no quiero acordarme, una democracia. Que implicó esto para Chile? Pues fácil, se prohibieron los partidos políticos, se disolvieron las Cortes, se redujeron a la nada los derechos civiles y políticos y se ordenó la captura y posteriores torturas de dirigentes de Unidad Popular, partido de Salvador Allende y demás personajes que puedieran ser perjudiciales al régimen.

De entre todas estas calamidades hay una historia que he oido muchas veces en mi casa, la del cantautor Víctor Jara, cuya muerte en el Estadio de Chile a manos de los golpistas es para mí una de las peores atrocidades que ha cometido el hombre. Jara era la voz del pueblo nacida de su mismo seno, de sus entrañas. Fue la voz y fue su arma, arma en forma de guitarra capaz de sonar más fuerte que el ruido de cualquier pistola, fusil o cañón. Víctor Jara representó la voz de la libertad del pueblo chileno. Por eso su recuerdo está con nosotros. Por eso hoy, los jóvenes, no debemos olvidar nunca a aquellos que como Allende o Jara y tantos muchos otros, perdieron su vida luchando contra la opresión de los dictadores, el ejército y los imperios capitalistas que se piensan que Suramérica es el patio de atrás donde pueden cometer todo tipo de crueldades.
Hoy es un gran día para Chile, y no lo digo solo porqué haya ganado las elecciones una socialista como Michelle Bachelet. Lo digo porqué en Chile hay libertad, aunque me pese no ver los huesos del dictador Agugusto pudriéndose en la cárcel. Pinochet morirá algún día senil, demostrándonos a todos lo que fue, un loco, una abominación de la especie humana, sumido entre sus miserías y dejando un rastro patético de idiotez e insensatez humana. Para que más de uno reflexione de lo peligroso que es darle protagonismo a los militares... En cambio, la música de Jara perdurará para siempre, murió después de largos días de torturas en el Estadio de Chile, sabedor de que su fin estaba cerca, con orgullo, animando a los más jóvenes, recordando a sus familiares. Murió con dignidad, la misma dignidad que nos provoca su recuerdo y su memoria.
Plegaria a un labrador (o La plegaria a un labrador)
Levántate y mira la montaña
de donde viene el viento, el sol y el agua.
Tú que manejas el curso de los ríos,
tú que sembraste el vuelo de tu alma.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
hoy es el tiempo que puede ser mañana.
Líbranos de aquel que nos domina en la miseria.
Tráenos tu reino de justicia e igualdad.
Sopla como el viento la flor de la quebrada.
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil.
Hágase por fin tu voluntad aquí en la tierra.
Danos tu fuerza y tu valor al combatir.
Sopla como el viento la flor de la quebrada.
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Víctor Jara (1969)